Hoy traigo matraca, te lo anunciaba ayer en redes.
No sé a ti, pero a mi el estrés me pasó factura el año pasado a un nivel insospechado. Como te conté hace unos meses, me quedé traspuesta. Abarqué más de lo que mi mente y mi cuerpo pudo sostener en el tiempo y finalmente caí enferma. Estuve meses para recuperarme y todavía arrastro los últimos coletazos.

He reflexionado seriamente sobre el descanso y el trabajo, ese binomio que parece estar reñido para siempre. Porque ¿Cómo podemos hacer para descansar mientras trabajamos? ¿eso es posible? O ¿cómo podemos hacer para tener más tiempo libre sin que nuestros ingresos se vean afectados? ¿Eso puede ser factible?

Vayamos por partes.

En primer lugar me gustaría definir qué es descanso. El descanso no es solo echarse a la bartola y dormir 12 horas al día, que cuando lo puedes hacer es fabuloso, si no que el descanso es una actitud mental hacia el trabajo que no tiene nada que ver con enredos, sabotajes ni tareas impuestas. Una descansa en el mismo trabajo cuando se permite diferentes cosas:

1-Ser lenta y disfrutar lo que haces: en vez de ir a toda prisa realizando las tareas, le mente descansa cuando se hacen de manera consciente, con lentitud y a conciencia. El ritmo de trabajo entra en modo de flujo, es un acto meditativo consciente. No requiere esfuerzos porque lo haces con la misma naturalidad que una buena ducha caliente.

2-Dejar de lado los pensamientos repetitivos sobre lo que estamos haciendo: evidentemente que hay tareas insulsas y machaconas, en cualquier trabajo, da igual que seas empleada o seas tu propia jefa. Hay cosas que no nos gusta hacer y entrar en ese modo de flujo se nos hace especialmente complicado. El reto es obviar pensamientos del tipo: «esto es un asco»; «siempre lo mismo» «parece que no avanzo»; » esta tarea es un rollo». No podemos elegir lo que pensamos pero sí podemos elegir si darles cancha o no. Si entramos en la rueda del hámster con este tipo de pensamientos, nos desgastamos y podemos apagarnos como una velita. La fuga de energía es mayor y evidentemente el trabajo se convierte en una tortura china. Cuando esto sucede, no hay descanso alguno en lo que estamos haciendo y simplemente estamos quemando los fusibles a una velocidad vertiginosa.

3-Conéctate con tu cuerpo para saber si de verdad quieres hacer ese trabajo o no: tanto si te buscan muchos clientes o empresas como si no, da lo mismo. Lo primero es mantener esa reunión donde sentar las bases de funcionamiento de tu empresa. Para ello debes tener claro tu modus operandi, y explicarlo detalladamente. Si no hay acuerdo ni conexión, no lo fuerces, deja pasar a ese cliente o a esa empresa. No lo sostengas por miedo a no ingresar porque el precio que pagas por ello es muy alto. Recuerdo decir que sí a un cliente potente cuya temática que debía desarrollar me parecía una bazofia. Sí, sin pelos en la lengua te lo digo. Finalmente acabé super asqueada y con ganas de mandarlo todo a tomar viento. Perdí energía, tiempo, me desgasté mucho y mi cuerpo pedía a gritos no hacerlo. Ser consciente de cómo te habla tu cuerpo, si con dolor de cabeza, insomnio, dolor muscular, ansiedad… ya sabes, toda esa sintomatología que lo que te dice es que No está cómoda con esa decisión. Las vísceras hablan mucho. Escúchalas. Solo trabajando con quien fluye y te sientes a gusto, el descanso está asegurado.

4-Tómate tus días libres, sí, no he dicho horas, he dicho días: yo cometí el error de estar 24/7 durante meses. Pensaba que cuánto más productiva mejor para todos, daba la talla, ganaba miles y era imparable. Mentira cochina. La petada fue máxima. Si tu cuerpo te pide un día, dáselo, si te pide una tarde, dásela, si te pide dejar de hacer una tarea y pasar a otra porque está ofuscado, dáselo. Se trata de desarrollar una escucha activa contigo misma, se trata de dejar de explotarte, de dejarte ser. Se trata de mimarte. Ganas millones así a la larga, aunque lo dudes ahora.

5-Nunca cojas un trabajo única y exclusivamente por dinero a no ser que te veas extremadamente necesitada. El trabajo debe tener algo de motivación, al menos compartir tus valores principales y por supuesto es un lugar donde sentirte segura, donde compartir tus talentos y ponerlos al servicio. Ahí está tu realización. Te explico más en «Confesiones de una no iluminada. Explora tu propósito vital y profesional a conciencia». Allí puedes indagar profundamente en tu vocación y bienestar laboral.

Ahora bien, ¿puedes ingresar lo mismo aplicando estas pautas? Evidentemente que sí, porque al estar en modo descanso y en flujo mientras curras, te vuelves como el agua. La calma forma parte del día y los pactos con clientes y empresas se vuelven ágiles porque has aprendido a escucharte y no a ir en tu contra.

¿Cómo lo sientes tú? ¿Estás en ello ya?
Me encantará saber cómo descansas tú en tu trabajo.

Te leo con cariño,

 

Un abrazo enorme,