Este mes voy a indagar muy a tope con el tema del propósito vital y profesional. Es algo que siempre me ha preocupado y en parte tiene que ver con alinear y encajar la coherencia interna y externa. Estamos constantemente tomando decisiones de manera inconsciente y el hecho de hacerlas transparentes al apostar por nuestros valores y en definitiva por toda nuestra honestidad, es algo que al menos a mí me permite vivir más tranquila y más en paz.

Por eso, cuando te paras e indagas en tu propósito, o mejor dicho lo recuerdas, parece que todas las piezas encajan a la perfección y te das cuenta de que estabas destinada a cumplirlo antes o después.   

 En la Veryletter de esta semana quiero hablar sobre la pista más grande que sé que te llevará de cabeza a recordar tu propósito. Tiene que ver con tu talón de aquiles, sí, sí, cómo lo lees. Tu verdadera grandeza y tu superpoder está en tu talón de aquiles, en tu parte más vulnerable, más sensible y la que seguramente te haya dado más disgustos que en toda tu vida.  Sé que pensarás que es un fastidio, que menuda noticia y que vaya rollo. Lo sé, yo al principio también lo creía. Pero me gustaría convencerte de lo contrario para que puedas verlo desde otra perspectiva mucho más reveladora.

Y da igual lo que creas pero el problema no es sentir tu vulnerabilidad a tiempo completo. El verdadero problema es no querer estar en contacto con esta inteligencia que considero un superpoder. De hecho, te invito a que acarrees con ella de principio a fin aunque te toque o incluso a veces te llegue a colapsar. Aprende a convivir con tu parte más vulnerable y ésta, antes o después, se transformará en tu superpoder.

 

Y hora te voy a poner un ejemplo que ilustra perfectamente lo que quiero decir:

A mí siempre me llevó de cabeza la palabra vocación, nunca supe al 100% a qué dedicarme de verdad. Saltaba de trabajo en trabajo y hacía mil y una cosa pero nunca vibraba con las tareas que desempeñaba. Mi herida evidentemente estaba en el trabajo. Yo lo concebía como algo muy íntimo. El hecho de dedicarle 8 horas al día a algo que no me creía era como una bofetada en toda la cara. No tenía nada de sentido. Pero al mismo tiempo, mientras iba probando diferentes trabajos entre sí, me daba cuenta que cada vez estaba más y más perdida. Y mi vulnerabilidad se hacía cada vez mayor al constatar que nada de lo que había allí afuera me representaba, nada se alineaba con mi identidad. Hubo un momento en que decidí compartir esta herida con el mundo. Y aquí nació mi blog. Empecé a compartir mis reflexiones y con ellas mi parte más vulnerable y sensible. Cuando me quise dar cuenta, la gente empezó a escribirme para decirme que les ayudaba a encontrar su camino, y fíjate por dónde que fue cuando descubrí mi superpoder. Mi superpoder residía justo en mi herida. Cuánto más explicaba mi herida y cómo sanarla, más se desataba mi superpoder. ¿Curioso, verdad?

En la vídeo-idea de hoy te explico otro ejemplo que seguro que te puede ayudar. Pero básicamente el resumen para indagar en tu propósito es el siguiente:

1-Localiza tu herida emocional, es decir, tu vulnerabilidad máxima.

2-Averigua cómo sanarla y sí, compartiéndola con los demás es un buen principio. Luego decide en qué formato, si escribiendo, si pintando, si bailando, si cocinando, si haciendo vídeos, si cantando, etc…

3-Una vez tengas esto, te aseguro que antes o después, tu herida se convertirá en tu superpoder.

La semana que viene vendré con más indagaciones y empezaremos a descubrir cómo encajar tu coherencia interna con tu coherencia externa, para mí, la base para sentirte en paz y alineada con tu propósito, tanto vital como profesional.

 

Mientras tanto, te mando millones de besos,